sábado, 28 de diciembre de 2013

Saving Mrs. Banks (Mary Poppins)

Viento del este,
la niebla se acerca.
Algo está por suceder, por comenzar,
no logro entender que me deparará.
Pero siento que lo que pasará,
ya ha sucedido antes.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Las fases de un cambio.

Por muy poco que nos guste, todos pasamos por estas fases. El secreto está en, una vez que las conozcamos, saber acelerar el proceso. A no ser que nos guste vivir en una continua "aventura".

domingo, 15 de diciembre de 2013

viernes, 13 de diciembre de 2013

Las cosas del trivial.

La felicidad consiste en una buena salud y una mala memoria.
Ingrid Bergman

Dedicado a mis "Menitas"

jueves, 12 de diciembre de 2013

Antes de morir...

Una enfermera que durante muchos años trabajó en cuidados paliativos compartió momentos increíblemente especiales. Estuvo con ellos durante las últimos momentos de sus vidas.

Cuando se le preguntó acerca de los arrepentimientos que tenían o cualquier cosa que haría de
manera diferente, los temas comunes surgieron una y otra vez . Éstos son los cinco más comunes:

1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.

 Vive cada día como si fuera el ultimo de forma que no tengas que arrepentirte de nada cuando mires atrás.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.

No olvides que, aunque trabajar es necesario, la familia y los amigos lo son más. Busca un punto de equilibrio que te permita compaginarlos de forma que el trabajo no se lleve el mayor porcentaje.

3. Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos.

Di lo que piensas, no te guardes nada que al final pueda causarte daño.

4. Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.

Al final todo se reduce al amor y las relaciones, por lo que siempre nos arrepentimos de aquellas personas a las que dejamos ir, de aquellos a quienes no perdonamos, y de aquellos a quienes simplemente, dejamos de ver...

5 . Me hubiese gustado permitirme a mí mismo ser más feliz.

Esta es una sorprendentemente común. Muchos no se dieron cuenta hasta el final de que la felicidad es una elección. Se habían quedado atrapados en patrones y hábitos antiguos. El llamado “confort” de la familiaridad desbordado en sus emociones, así como su vida física. El miedo al cambio les había hecho vivir fingiendo a los demás, y para su yo, que estaban contenidos. Cuando muy adentro, anhelaban reír de verdad y tener esa estupidez en su vida de nuevo.
Cuando usted está en su lecho de muerte, lo que los demás piensan de ti está muy lejos de tu mente. ¡Qué maravilloso es ser capaz de sonreír otra vez , mucho antes de que te estés muriendo!.
La vida es una elección. Es su vida. Elija conscientemente, elija sabiamente, elija honestamente. Elija felicidad.

Vive cada día como si fuera el último de forma que no tengas que arrepentirte de nada cuando mires atrás. 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Para qué sirve una hermana...

Una hermana sirve para que escuches lo que nadie se atreve a decirte. Para compararte en lo bueno y también en lo malo. Para que ejercites tu paciencia cuando vuelve a desordenarlo todo. Para recordarte cómo fuiste a su edad. Para pedirte pitis. Para echarte en cara cosas tontas y criticarte donde más duele cuando menos te lo esperas. Para animarte un dia triste. Una hermana sirve para enseñarte novedades que no conocías en el ordenador y hacerte sentir vieja. Para vacilarte por Whats app. Para hacer que un plan de hospital sea más llevadero. Para presentarte a los amigos de su novio. Para pedirte dinero. Para dejarte dinero. Para robarte una cerveza. Para que te de pena irte de casa. Para que te regale algo porque te pega todo. Para llamarte pringada y que te lo creas. Para guiñarte un ojo en los eventos familiares embarazosos. Para cantar sin que te de vergüenza. Para hacer bromas de la familia común donde os ha tocado nacer. Para criticar a los novios que tengas y luego acabar queriéndolos más que tú. Para ponerte motes. Para entrenarte para cuando tengas hijos. Para defenderte delante de los demás. Para acusarte delante de los demás. Para tener conversaciones extrañas en la cocina a medianoche. Para que pierdas la vergüenza contando cosas patéticas que te han pasado, hablando de litera a litera. Para sacarte de quicio y volver a sentir esa rabia tipica de hermanas: “Te mataría”. Para conducir con alguien la primera semana de carnét. Para consolarte sin hacer muchas preguntas sobre lo que ha pasado. Para que te reafirmes en tu idea de que Pablo Alborán es una pesadilla. Para que ejercites tu creatividad ideando mil formas de derribar una puerta cuando se cuela en el baño con este susodicho a todo volumen. Para darte cuenta de que la vida no hubiera sido igual de divertida si no hubiera nacido. Para todo.

A mi hermana Claudia.