El tiempo pasa y, de alguna forma nos “curtimos” las
vivencias del día a día nos van quemando, y lo que en principio es pureza, se
cambia por experiencia. Aprendemos a base de golpes y es totalmente cierto, pues
la vida es un maestro cruel, primero pasa el examen y después nos da la
lección. Sin embargo, esto te sirve para valorar. Para valorar a tu familia,
que aunque cuando eras joven no lo sabias que es lo más importante, a valorar a
los amigos de verdad, que harán todo lo que esté en su mano para verte sonreir.
Y entonces te das cuenta, por muy quemado que puedas estar, por muy curtido, la
“pureza” de una sonrisa sincera puede arreglar cualquier problema o curar
cualquier herida que tengas.
El secreto está en saber rodearte de gente que te regale ese
tipo de sonrisas no solo cuando las necesites, sino en todos y cada uno de los
momentos que comparta contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario