sábado, 5 de octubre de 2013

Pájaro de fuego



Érase una vez, un pajarito al que su madre llamó pájaro de fuego. Aquel pájaro vivía por y para el sol. Tomaba el sol durante largas horas. Pero cuando llegaban las lluvias, se quejaba a su madre todo el tiempo. Quería saber por qué Dios le dio poder a las tormentas para quitar el sol. Su madre solo sonreía y le respondía diciendo: “Ya lo sabrás algún día, cuando seas mayor y te des un paseo por las nubes…” Las lluvias llegarían una y otra vez y el pequeño pájaro siguió quejándose a su madre. Hasta que un día, una enorme tormenta hizo retumbar todo, y su madre tuvo una respuesta diferente. Ella dijo: “Está allí esperando por ti, solo tienes que verlo por ti mismo…
El pajarillo estaba asustado porque no había usado sus alas en mucho tiempo, pero aun así, subió hacia lo desconocido. Pero en lugar de respuestas, se encontró con fuertes vientos, relámpagos y truenos. Tuvo miedo de que lo destrozaran en mil pedazos, y estaba a punto de volver cuando sucedió. Se abrió paso entre las nubes, y allí estaba. Más bonito y brillante que nunca. Y en ese justo instante, todo le quedó claro: nunca pudo la tormenta llevarse al sol, no tenía ese poder. El sol siempre brilla. Era tan constante como el amor de su madre. Lo único que necesitaba darse un paseo por las nubes…

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