Nunca miré al pasado, siempre quise aceptar las cosas nuevas
que la vida tenía para ofrecer, pero no siempre son cosas buenas. Dolor bajo
las costillas, bajo el corazón, la lucha entre él y el cerebro por sacar
ventaja. El cerebro siempre intenta racionalizar, enmendar, salvar la
situación. El dolor que desgarra y rasga como un ave de presa son los latidos
del corazón por la persona a la que se ama, por la persona que te daña, por los
anhelos, los deseos o las pasiones… Un equilibrio entre ambas sería entonces lo
necesario, lo correcto, una tregua que dejase al corazón amar y al cerebro
corregir, siempre a partes iguales, pero, ¿Es eso posible?
“Ellos no pueden
dañarte, a no ser que tu les dejes hacerlo…”
Aunque si te lo planteas de esta forma, hasta ahora el cerebro nos ha llevado a evolucionar, para bien, pero también para mal, por lo que a veces sería necesario plantearnos qué pasaría si dejáramos al amor fluir, si el corazón fuera totalmente libre, ¿A dónde llegaríamos? ¿Perderíamos el rumbo?¿ Perderíamos el mundo?
ResponderEliminar“Todo por amor y el mundo bien perdido”