lunes, 26 de noviembre de 2012

Adentro (extractos)

No llegará muy lejos, de seguro, quien nunca sienta cansancio ni desaliento, pues esos arrebatos desaliento suelen ser pasajeros, y no más que síntomas de la conciencia de que se cobra nuevas fuerzas para aspirar a serlo todo.
 

Conversa con el universo. ¿Que se pierde tu voz? Más vale que se pierdan tus palabras en lo inmenso del cielo a que resuenen entre cuatro paredes. Vale más ser ola pasajera en el océano, que charco muerto en la hondonada.
Ese empeño que muestras ahora por fijarte un camino y trazarte un plan de vida. ¡Nada de plan previo, que no eres edificio! No hace el plan a la vida, sino que ésta lo traza viviendo. No te empeñes en regular tu acción por tu pensamiento; deja más bien que aquélla te forme, informe, deforme y transforme éste. Vas saliendo de ti mismo, revelándote a ti propio; tu acabada personalidad está al fin y no al principio de tu vida; sólo con la muerte se te completa y corona. El hombre de hoy no es el de ayer ni el de mañana, y así como cambias, deja que cambie el ideal que de ti propio te forjas.
 
Que nunca tu pasado sea tirano de tu porvenir; no son esperanzas ajenas las que tienes que colmar. ¿Contaban contigo? ¡Que aprendan a no contar sino consigo mismos! ¿Qué así no vas a ninguna parte, te dicen? Adonde quiera que vayas a dar será tu todo, y no la parte que ellos te señalen. ¿Qué no te entienden? Pues que te estudien o que te dejen; no has de rebajar tu alma a sus entendederas. Y, sobre todo en amarnos, entendámonos o no, y no en entendernos sin amarnos, estriba la verdadera vida.
Ni lo pasado puede ser más que como fue, ni cabe que lo presente sea más que como es; el puede ser es siempre futuro.
Espera, que sólo el que espera vive; pero teme el día en que se te conviertan en recuerdos las esperanzas al dejar el futuro, y para evitarlo, haz de tus recuerdos esperanzas, pues porque has vivido vivirás.
No te creas más, ni menos, ni igual que otro cualquiera, que no somos los hombres cantidades. Cada cual es único e insustituible; en serlo a conciencia, pon tu principal empeño.
El silencio que en son de queja me dices que te rodea, es un silencio solemne; sobre él resonarán más limpias tus palabras.
No te importe el número de los que te rodeen, que todo verdadero beneficio que hagas a un solo hombre, a todos se lo haces; se lo haces al Hombre. Ganará tu eficacia en intensidad lo que en extensión pierda. Las buenas obras jamás descansan; pasan de unos espíritus a otros, reposando un momento en cada uno de ellos para restaurarse y recobrar sus fuerzas.
Todos tus amigos son a aconsejarte: “ve por aquí”, “ve por allí”, “no te desparrames”, “concentra tu acción”, “oriéntate”, “no te pierdas en la inconcreción”. No les hagas caso, y da de ti lo que más les moleste, que es lo más que les conviene. Ya te lo tengo dicho: no te aceptarán de grado lo tuyo; querrán tus ideas, que no son en realidad tuyas.
Toma la vida en serio sin dejarte emborrachar por ella; sé su dueño y no su esclavo, porque tu vida pasa y tú te quedarás. Y no hagas caso a los paganos que te digan que tú pasas y la vida queda… ¿La vida? ¿Qué es la vida? ¿Qué es una vida que no es mía, ni tuya, ni de otro cualquiera? ¡La vida!
Haz lo que todos hagan, poniendo, al hacerlo, todo tu espíritu en ello, y será cuanto hagas original por muy común que sea.

Extractos del texto "Adentro" de Miguel de Unamuno.

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